Banca ética, con tus ahorros puedes cambiar el mundo

Nunca ha habido tanto dinero en el mundo como ahora y nunca ha estado tan mal repartido. Así empezaba Joan Antoni Melé, subdirector general del banco Triodos Bank, su conferencia sobre Banca Ética, en el marco del festival Mundo Ético que se desarrolló en la ciudad de León.

Joan Antoni Melé en León

Joan Antoni Melé en León

¿Cómo salimos de la crisis?

Sí, últimamente y especialmente en Europa (mucho en España), el dinero está en boca de todos. Y la crisis, claro. No hablamos de otra cosa. Nuestro léxico empieza a constreñirse a estos términos, será que tenemos que recortar hasta el lenguaje antes de que vengan otros para darle un tajo. Dice este banquero, muy orgulloso de serlo, que todo el mundo le pide fechas, plazos: oiga, ¿cuándo se va a acabar la crisis? Su respuesta no señala el calendario, es más, advierte que la pregunta es, además de escasa, incorrecta. Las cuestiones que tenemos que plantearnos son solo tres: por qué hemos llegado  a esta situación; cómo deberíamos salir y qué podemos hacer cada uno de nosotros para emerger de la crisis.

La clave esencial, si es que podemos elegir una, es asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos , como individuos sociales y por tanto interrogarnos de forma contundente qué puedo hacer yo para construir un mundo mejor.

Para llegar hasta aquí o, mejor dicho, para responder estas cuestiones de una simplicidad tan compleja, hay que echar la vista atrás y dejar de pensar en el dinero, claro. Porque el quid de la cuestión está en otro lado y además implica una nueva pregunta: ¿Cómo hemos educado en las últimas décadas para que que estemos como estamos? Casi nada.

Reivindiquemos la bondad como un valor

Con un discurso fresco, didáctico, atractivo y muy divertido (las risas se sucedieron a lo largo de las dos horas de conversación) Melé reivindica la bondad. Sí, sí, la bondad. Porque dice, y estamos absolutamente de acuerdo, en las últimas décadas hemos instado a los jóvenes a que estudien no para incorporar sus habilidades, actitudes y conocimientos a la sociedad, ni para ser personas honestas, sino para que ganen mucho dinero y compitan desde la infancia. Porque la competencia es el motor y el dinero es la energía; el estímulo sagrado.

dinero

Así que con esos horizontes enseñamos conocimientos pero no educamos personas, por eso todos los padres compiten a ver quién tiene el hijo más inteligente. Hagan la prueba y presten atención: no escucharán a muchos progenitores que presuman de lo bueno que es su vástago. No, de eso no se presume, seguro que porque no cotiza en el mercado, así que con esos principios hemos prescindido de educar en las emociones y la voluntad.

Para Melé está claro, como no cambiemos la educación el problema seguirá como está y dice más, dejemos de admirar solo a la gente inteligente y admiremos a la gente buena.

El valor de la educación

Puede resultar sorprendente para muchos que, si bien estamos hablando de la conferencia de un banquero, la educación tenga tanto protagonismo. Sí, abundó en ello porque en el cómo hemos y cómo estamos educando se muestra un déficit alarmante de nuestra sociedad: no tenemos capacidad de lucha porque en las últimas décadas lo hemos tenido todo demasiado fácil. Los padres han defendido a capa y espada que sus hijos no pasen lo que ellos pasaron ¿por qué no? Se pregunta este banquero. Las facilidades no proporcionan herramientas que permitan enfrentarse a las dificultades o a los retos.

Educar para un mundo sostenible y justo

Y seguimos hablando de educación. Porque sí, es la clave de todo. También en cómo hemos y cómo estamos educando, y por tanto en cómo vivimos,se manifiesta que somos la única especie que es una mancha de la naturaleza. Generamos residuos que se acumulan por un modelo atroz que convertía en inteligentes a los que compraban pisos por 10 y los vendían al año siguiente por 20. Elogio de la especulación. Sí, elogio. Porque los especuladores, los que se dicen los listos de nuestro tiempo, también especulan, y aún peor, con lo fundamental: los alimentos. Eso tiene un nombre, y no es otro que perversión moral. El modelo clama un cambio. No tenemos más que echar un vistazo. El paisaje, en todas sus versiones, es desolador.

Nos preocupa la crisis. Cuándo se acabará. Cuándo. Cuándo. Cuándo. Y no nos preguntamos ¿Qué hacemos con el dinero? ¿Qué compramos? ¿Ahorramos? ¿Dónde? ¿Para quién? ¿Para qué?

Y ¿nos preocupa qué y cómo consumimos? Hay que apostar por comprar producto local y ecológico. Eso es comercio justo, establecer relaciones justas entre las personas. Porque en definitiva somos nosotros, los individuos, quienes hacemos que este modelo sea posible cuando somos cómplices de que las empresas se hayan deslocalizado y cosan la ropa que compramos y vestimos en fábricas en Bangladesh, o en cualquier otro país del sudeste asiático, donde los trabajadores no reciben un salario justo ni trabajan en unas condiciones mínimas de seguridad.

consumamos productos locales

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La supremacía del miedo

Es lógico que un banquero hable de ahorro. Pero Melé precisa a este respecto. Dice, y tiene razón, que ahorramos por miedo. Y si mañana… Por miedo, el que puede, acumula. También por avaricia, claro. Mientras tanto, no tenemos capacidad de dar. No sabemos desprendernos. Es como si estuviésemos hinchando una bola, o la burbuja, una metáfora que entendemos perfectamente. La obsesión es crecer y crecer. Y el Planeta se agota sin que se consoliden propuestas de un modelo realmente sostenible.

Seamos sinceros. Crecer no es el objetivo. El objetivo es madurar. Porque todo, naturalmente, tiene un periodo de gestación, otro de crecimiento y otro de maduración. Nada crece indefinidamente. Esa es la clave. Pero no interesa. Y no interesa porque ha sido el principal objetivo de la Banca convencional. Esa Banca, ambiciosa y sin escrúpulos, ha sido la ideóloga de este modelo que ha fomentado que la gente se endeude. Incentivaban el crédito. De todo. Para todo. Sin control. Sin ética. Melé pronuncia las cifras: el 95% del dinero que circula en el mundo solo sirve para la especulación. O sea, el mundo como un casino.

La Banca ética como respuesta

Cada vez son más los ciudadanos, los emprendedores y seguramente más empresarios,  que empiezan a preguntarse dónde está su dinero. Para qué sirven sus ahorros. Y ahí surge la banca ética. Porque no nos puede dar igual dónde está nuestro dinero. Qué financia. Porque si con nuestros ahorros se sostiene la industria armamentística somos cómplices. Y eso es solo un ejemplo. Es así. Aunque escueza.

Con todo esto, la Banca Ética, como es Triodos Bank, cuenta los que hace. Usted ha puesto tanto dinero y su dinero está permitiendo desarrollar este pequeño negocio o proyecto que hace esto. Tan simple. Tan necesario.

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Triodos Bank solo financia proyectos del sector cultural, social y ambiental. De hecho, cuando un emprendimiento busca financiación en este banco se le pregunta cuál va a ser su aporte a  la sociedad. Si suma, hablamos.

Abandonar la zona de confort

Joan Antoni Melé habló mucho. Y bien. Muy claro. Da pistas. Muchas. No solo para la economía y el ahorro. También para la vida. Abandonen el miedo, fue una de sus máximas. Si pierdes el miedo no sabes hasta donde puedes llegar. Es cierto, seguro. Pero para eso hay que renunciar a la zona de confort,  ese lugar que nos han vendido como una trinchera que debemos defender y que en realidad nos esclaviza.

Joan Antoni Melé abandonó su puesto de alto directivo en la banca tradicional para apostar, cuando apenas le quedaban dos años para jubilarse, por un proyecto en el que creía y que había defendido siempre. Era lo que tenía que hacer, dice. Está orgulloso. Dice que siente que sus hijos lo admiran mucho más que antes.

Por cierto, una aclaración: para aquellos empleados de banca o incluso banqueros que estén pensando en la mudanza a este banco, que sigue creciendo a pesar de no tener publicidad, hace una advertencia. No pienses en enriquecerte y ven convencido. Es una cuestión de fe. O crees y te comprometes con un modelo responsable u olvídate. Si no lo tienes claro no es tu sitio. Lo mismo para los clientes.

Busquemos soluciones eficaces para frenar los desahucios

Joan Antoni Melé habló y conversó en León. Fueron varias las preguntas. Entre ellas una que atendía una de las preocupaciones más presentes en gran parte de la ciudadanía española: la dación en pago como medida para aliviar la situación de aquellos que no pueden pagar la hipoteca y se ven desahuciados de sus casas. Melé opinó sobre si la dación es la opción más oportuna para aligerar los dramas. Cree que no. Son otras las soluciones que debemos buscar, dijo. Y lo explicó: ¿qué pasa cuando una familia se ve en la calle? ¿A dónde va? ¿Cómo les afecta a los niños quedarse sin casa? Es un problema grave. Un drama social. Las medidas tienen que ser otras. Tenemos que apostar por fórmulas tendientes a ayudar a que la gente no pierda su vivienda,  mucho más cuando solo en España existen 6 millones de viviendas vacías. Esta fue su opinión aunque aclaró que no tenía estimaciones que respaldasen la factibilidad de esta idea.

Un discurso que contagia la esperanza

Joan Antoni Melé estuvo dos horas ante un público  entregado que no mostró síntomas de aburrimiento. Más bien al contrario. Fue evidente cómo a lo largo de la charla el ánimo de los presentes iba subiendo. Fue como si muchos se hubiesen acercado con el desencanto predominante y hubiesen ido llenándose de entusiasmo, de ganas; como si el miedo se hubiese disipado por la fuerza de la palabra del que habla con compromiso, con la convicción del que sabe que está en el camino correcto. Así que Melé no llegó a León solo a pronunciarse sobre las bondades de la banca ética sino que cumplió con una función mucho más importante: contagiar esperanza en unos tiempos realmente aciagos donde la consigna parece ser abundar en el miedo para coartar la capacidad de hacer.

Y Triodos Bank tiene como misión estimular el hacer. “Sus ahorros pueden cambiar el mundo” es el lema de este banco especializado en la financiación a proyectos y empresas con valor añadido, social, cultural o medioambiental; y sus clientes son corresponsables de ese apoyo ético a las acciones que hacen posible el cambio. Por suerte, cada vez hay más ejemplos.

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Para saber más de Triodos Bank: www.triodos.es

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